Los síndromes del jazz

Autores/as

  • José Luis Salinas

Palabras clave:

jazz, emociones, catarsis, psicología, drogas

Resumen

El jazz, imantado por la fuerza interior que le da vida, es capaz de perturbar emocionalmente. Puede, en sí mismo, convertirse en agente psicoactivo; y como tal llegar a crear, puede decirse, adicción. Tal vez por ello, jazz y droga han venido cohabitando, no tanto como algunos desearían creer (la condena del jazz como "arte degenerado" es hoy un mal recuerdo histórico), pero sí lo suficiente como para que no se pueda ignorar. 

Como especimen musical, el jazz puede ser catártico. Porque la catarsis consiste en la canalización de estados emocionales a través de la imitación de los estados morales que producen esos mismos sentimientos, y, en palabras de Pío Tur, "la música, por medio de los ritmos y las melodías, realiza dichas imitaciones". Por consiguiente, la música actúa de catalizador emocional, y por ello el intérprete -incluso el oyente que se identifica con lo que éste hace- puede transferir a ella su estado anímico, purgándose de tensiones interiores.

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Publicado

1995-11-01

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