Manuel Calleja

En la hora de la verdad

Resumen

Supongo que lo que primero cautiva en él es su sonrisa, amplia y expresiva, que le hace contraer los ojos de fonma desconcertantemente similar a como lo hace otro de sus colegas, el rocoso Buster Williams. Su locuacidad y el deje sevillano contribuyen a reforzar su simpatía. Luego, en escena, lo intenso de la concentración le hace abstraerse de casi todo a su alrededor, y el rostro se le crispa en una mueca que a menudo recuerda al dolor. Los dedos viajan con fortaleza por el mástil, buscando sin pausa el hallazgo de todos los matices sonoros del contrabajo. Es Manuel Calleja, un hombre a la búsqueda del sentido último de la música.