Satchmo: Mi vida en Nueva Orleans

Resumen

A los cinco años aún no había empezado a tocar la corneta ni la trompeta, pero esos instrumentos tenían algo que me llamaba la atención. Cuando iba a la iglesia y también cuando me incorporaba a la "segunda línea" -o sea, a los espectadores
que seguíamos las bandas de música por las calles- empecé a escuchar atentamente los distintos instrumentos, procurando fijarme en lo que tocaban y cómo lo hacían. Así es como aprendí a apreciar la diferencia entre Buddy Bolden, King Oliver y Bunk Johnson. De los tres, Bunk Johnson tenía el sonido más bonito, la mayor imaginación y el sentido de expresión más suave.

Fragmentos de la autobiografía de Louis Armstrong